Yerko Ljubetic, docente de UAH y consejero constitucional: “Defenderemos la consagración de Chile como un Estado social y democrático de derechos”

El docente y director del Diplomado Internacional en Derechos Humanos y Empresa de la FEN-UAH, Yerko Ljubetic, obtuvo la tercera mayoría en la Región Metropolitana en las elecciones del pasado 7 de mayo.

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Yerko Ljubetic integra la Comisión de Principios, Derechos Civiles y Políticos, donde uno de los temas que profundizará para robustecerlo será la consagración constitucional de Chile como un Estado social y democrático de derecho. Abogará también por lograr una Carta Magna que dé cuenta de acuerdos mínimos razonables que les hagan sentido a sectores tan diversos de la sociedad chilena y promoverá despejar la cancha para habilitar el debate democrático posterior, en aquellas materias en que no se llegue acuerdo. Esos son temas claves, asegura, que podrían revertir la sensación política de desafección de la ciudadanía hacia la eventual aprobación de una nueva Constitución Política. De estos temas conversamos en esta entrevista.

¿Cómo observas el Capítulo II del Anteproyecto que establece los derechos y libertades fundamentales, garantías y deberes constitucionales, que incluye derecho a la propiedad, a la salud, educación, vivienda, trabajo decente, entre otros?

-Estoy bien satisfecho, porque amplió el catálogo de Derechos Constitucionales respecto de la Constitución del 80, y eso era bien importante, porque tenemos que ponernos al día desde el punto de vista del reconocimiento y garantías de los derechos de las personas. Por ejemplo, el Derecho a la Propiedad: el hecho que esté condicionado no solo a su función social, se avanzó también en asociarlo al desarrollo sustentable; es una ventana bien interesante para entender en el presente, y sobre todo en el futuro, que el ejercicio legítimo del Derecho a la Propiedad tiene que considerar cuestiones como el equilibrio ambiental, ecológicamente equilibrado; son cuestiones muy interesantes que permiten poner bordes modernos  y muy necesarios a temas como el Derecho a la Propiedad. Hay algunas cuestiones que serían interesantes discutir acerca de sí se pueden perfeccionar.

Sobre el Derecho al Trabajo, que es especialmente interesante para mí, tengo una evaluación positiva porque primera vez incorporamos, desde el punto de vista del lenguaje constitucional, dos conceptos tan importantes como es el derecho al trabajo decente y la libertad sindical en sus tres expresiones (organización, negociación colectiva y derecho a Huelga). Eso ya, de por sí, es un avance tremendo respecto a lo que teníamos. Hay cuestiones que para muchos de nosotros son necesarias, tales como la negociación interempresa, ramal o sectorial de manera de estimular la capacidad de negociación de trabajadores y empleadores en Chile. Y si bien, no queda expresamente establecida, al menos saca la definición de la negociación colectiva como que debe desarrollarse en la empresa. Ahí, se da un buen ejemplo de lo que nosotros llamamos – y algo muy importante en este proceso – una Constitución que sea habilitante, es decir, en las cuestiones que no tengamos pleno acuerdo o tengamos desacuerdo, que despejemos la cancha para que los chilenos y chilenas después en los procesos políticos, democráticos correspondiente, vaya avanzando y llegando a acuerdo. En este ejemplo del Derecho al Trabajo, el hecho de haber eliminado la definición anterior de ligar la negociación colectiva a la empresa, permite discutir ahora legítimamente y ojalá con resultados positivos, la necesidad de regular la negociación supra-empresa.

Esta tiene que ser una Constitución mirada mucho más con pragmatismo que con ideología y, por lo tanto, no tener la pretensión de replicar aquello que ocurrió en la Convención anterior, donde la mayoría circunstancial de ese momento (a propósito de mayorías circunstanciales) pensaba que lo que quedaba contenida en la Constitución, por sí solo iba a representar el pensamiento de la sociedad chilena, bueno, el Plebiscito de septiembre dejó demostrado que no es así.

En ese sentido, ¿compartes lo que dijo la presidenta del Consejo Constitucional respecto que no había que constitucionalizar todo, que hay que dejar espacios abiertos al legislador para que vaya adecuando, incorporando temas en el tiempo?

-Ha habido por parte de consejeros republicanos, un par de afirmaciones que me parecen muy interesantes y positivas: está la de la presidenta, con la que estoy muy de acuerdo; tiene que ver con lo que decía: aquí van a haber temas en los que no nos vamos a poner de acuerdo, entonces no dejemos algunas de las alternativas en discusión, constitucionalizadas, porque eso inhibe y limita el debate y los acuerdos posteriores. Y otra afirmación, que hizo en su momento, Luis Silva: que dijo, con mucho pragmatismo, si nos ponemos a discutir sobre el aborto, vamos a estar años discutiendo la Constitución, entonces, más bien reconozcamos los avances que ha habido en el plano legislativo y dejemos abierta la cancha para que eso evolucione en los términos que la sociedad chilena vaya resolviendo por la vía del debate democrático, político que corresponda.

¿Qué acuerdos mínimos razonables debería tener la Propuesta Constitucional para ser lo suficientemente atractiva para la ciudadanía y así aprobarla?

-Lo voy a plantear a partir de las percepciones que me fui generando durante la campaña, que tuve la posibilidad de hablar con mucha gente, con muchas organizaciones: es fundamental, y creo que la gente no entendería que fuera de otra manera, que aquí quedará fuertemente consolidado esta idea de Estado social y democrático de derecho. La gente espera, más allá de sus diferencias políticas, que las cuestiones como la vivienda, la salud, la educación, la seguridad social, dejen de ser privilegios de quienes tienen recursos y que quienes no los tienen, no pueden acceder con oportunidad, con dignidad a estos derechos. Ahí, hay una cuestión central porque además no hay que olvidarnos que, si estamos aquí, no es porque estemos haciendo un ejercicio teórico- académico. Aquí estamos porque hubo una capacidad en nuestro país de que una crisis social de la magnitud de la del 2019, finalmente se pudo encausar como corresponde en una democracia, por la vía de la política, a través del proceso constituyente. Creo que sería insólito que el proyecto Constitucional, producto de este proceso, no se haga cargo de la cuestión central que originó nuestra crisis, que es la demanda por una vida digna. Entonces, el Estado social y democrático de derecho es el modo de avanzar en la garantía de las condiciones materiales de vida que aseguren la dignidad de las personas.

-Lo segundo es que la ciudadanía vea un buen diseño y buen perfeccionamiento del Sistema Político, especialmente en todo lo que implique cerrar la enorme brecha que hay cada vez más entre la política y la ciudadanía. Y el anteproyecto trae cosas interesantes, es bien novedosa sobre formas de participación directa, a través de iniciativas populares de normas permanentes; iniciativas populares de derogación de normas, consultas regionales y comunales.

Una tercera cuestión que también vi en la campaña, tiene que ver con no retroceder en cuestiones muy importantes en las que la sociedad chilena ha avanzado. Como ejemplo los derechos de la mujer. Esa dimensión en la que se ha avanzado, creo que es una cuestión que la Constitución tiene que reconocer y que les hace mucho sentido a las personas.

Y está el tema medioambiental. La preocupación y el temor de las personas sobre la crisis en la que estamos y lo que puede venir en esta materia, creo que refuerza la idea de que la Constitución se haga cargo de estos asuntos, porque hay que pensar que esta Constitución no solo tiene que solucionar los temas pendientes, sino que tiene que ser una Constitución mirando el futuro. Y el futuro es preocupante por muchas materias, pero particularmente por la condición medio ambiental. Por lo tanto, a las personas les hace mucho sentido que la Constitución tuviera un par de disposiciones bien robustas en esta línea.

Entrevista completa acá: Universidad Alberto Hurtado

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