El experto laboral, investigador y docente en el Programa de Estudios Psicosociales del Trabajo (Pepet), de la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales (UDP), Antonio Aravena, nos entrega su mirada y reflexión en el marco de las nuevas normas laborales presentadas en la propuesta constituyente.
El investigador expresa que las nuevas normas del trabajo son un avance considerable respecto de las normas vigentes en la constitución de 1980. “Por ejemplo, la inclusión de los principios de la OIT en lo referido a trabajo decente eleva los estándares laborales y promueven nuevas relaciones entre empleadores y trabajadores. A partir de lo anterior la conversación sobre el trabajo incorpora el debate internacional y las nuevas dinámicas socioproductivas”, afirma.
Señala que la nueva carta magna propuesta abre oportunidades para crear una cultura del trabajo donde se promuevan nuevas relaciones laborales y ambientes democráticos. “Se funden en el reconocimiento de los actores y no en la desconfianza y el miedo como ocurre en la constitución actual”, dice. Además, añade que “hoy existe la oportunidad para pensar el significado y la calidad del trabajo, así como políticas que consideren el desarrollo integral de trabajadores y trabajadoras”.
También advierte que, de ser aprobada la nueva constitución, “se creará un horizonte de cambios profundos en el ámbito del trabajo, posiblemente será la señal de innovación más grande de los últimos 40 años”. Agrega que “el impacto puede conllevar la modernización de las relaciones laborales, pero todo estará sujeto al modo en que se estructure el debate político que permitiría traducir los principios constitucionales en leyes”.
Por otro lado, plantea que dentro de los cambios generales que tendrán que implementar las empresas “se puede sostener que será necesario replantear concepciones y prácticas de gestión, además de establecer o validar mecanismos específicos de participación que podrían significar el establecimiento de mesas de trabajo y consulta periódicas”.
Asimismo, sostiene que las áreas de recursos humanos también deberán reinventarse y replantear sus concepciones. “Es importante estimular el cumplimiento de objetivos productivos, pero reconocer también las opiniones, angustias y expectativas de trabajadores y trabajadoras. Por otra parte, se debe validar la representatividad sindical y el rol de sus dirigentes. Esto implica formar a sus profesionales e instalar el diálogo como práctica permanente en las empresas”, comenta.