Salarios de la pobreza, la gran deuda del orden económico imperante: ¿Y qué hacemos? Vol. 1

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Hoy las gerencias de personas se ocupan de la transformación digital, de la cultura organizacional, de potenciar sus liderazgos y de pagar sueldos según lo define el mercado, y por cierto un sinfín de otros temas. ¿Tenemos espacio para la dimensión ética en el pago de salarios y así dar más equilibrio a la balanza social? ¿Por qué seguimos naturalizando los sueldos precarios de una inmensa mayoría y aplaudimos las utilidades y los bonos de unos pocos? ¿Podemos levantar la mirada y no sólo mirarnos al ombligo? ¿RH podrá ser un actor relevante en promover la justicia salarial en todos los niveles? ¿La nueva constitución cambiará este orden? En este reportaje apuntamos a responder algunas interrogantes. Voces de economistas, expertos en compensaciones, abogados laboralistas e historiadores dan sus miradas… 

Hace algunas semanas el INE Chile publicó la encuesta suplementaria de ingresos. Una vez más, como un déjà vu, se vuelve a visibilizar la realidad precaria de los salarios para la mayoría de las y los trabajadores.

¿Qué dicen los números? Durante el trimestre octubre-diciembre de 2021, el ingreso laboral promedio de la población ocupada (entiéndase trabajando), fue de $681.039 neto mensual (720,95 euros). En tanto, el ingreso mediano, que es el que recibe una persona representativa de la mitad de la población, alcanzó los $457.690 al mes (484,51 euros). 

En Chile, el valor del trabajo se ha ido depreciando considerablemente frente al capital. El modelo de desarrollo y el mercado tienen hoy al país con una línea de la pobreza de 419.641 pesos chilenos (en un hogar con 3 personas), equivalente a 444, 23 euros. 

Es decir, más del 50% de nuestra fuerza laboral es pobre y no llega a fin de mes. Sume los siguientes tramos y entenderá que el estallido social no es fruto del azar ni de extraterrestres, por ejemplo. ¿Cómo sería tu vida con estos ingresos? El tramo de ingresos de $300 mil a $400 mil (423 euros) concentró un 18,6% de personas ocupadas, mientras que los de $400 mil a $500 mil, y de $500 mil a $600 mil (635 euros), concentraron un 15,4% y 9,8%, respectivamente.

Y la desigualdad e inequidad también se confirman en el género. La encuesta del INE arrojó que los ingresos medio y mediano de los hombres se ubicaron en $749.046 y $500.000, respectivamente. Mientras que en las mujeres, estos alcanzaron los $586.178 y $405.348. Esto implica una brecha de género de – 21,7%.

En base a la categoría ocupacional, las personas asalariadas en el sector público, privado y por cuenta propia, percibieron $949.392, $722.211, $385.072, respectivamente.

En la categoría de educación secundaria (INE), esta concentró al 41,6% del total de personas ocupadas, quienes registraron un ingreso medio y mediano mensual de $454.910 y $400 mil, respectivamente. Mientras que en postgrado, se percibieron los niveles más altos, con una media de $1.492.468.

El grupo de trabajadores de los servicios y comercio, se concentró un 21,11% del total de personas ocupadas, percibiendo un ingreso medio de $427.103 y un ingreso mediano de $364.812.

Y para poner la pelota al piso y entender, quizá, desde dónde vienen nuestros dolores, esperanzas, frustraciones, miedos, miopías, violencias y juicios frente a la actual coyuntura, estos otros números. 

Según varios expertos los siguientes tramos salariales pueden explicar muchas de las emociones desatadas en el proceso constituyente. ¿Estás tú dentro de ellos? Del total de personas ocupadas a nivel nacional, un 16,9% recibió ingresos mayores o iguales a $1 millón (1.058 euro) y un “1,9%” percibió ingresos mayores o iguales a $3 millones (3.175 euros). En el grupo directores, gerentes y administradores, se concentró el “4,5%” del total de personas ocupadas, percibiendo ingresos medio y mediano de $2.018.789 y $1.562.116, respectivamente. Mirando estos datos, ¿cómo podemos reconcer a “los otros”, la mayoría, y empujar por mayor justicia salarial? 

La desigualdad normalizada

Según el informe World Inequality Report de 2022, el 1% más rico de Chile concentra el 49,6% de la riqueza total del país, mientras que en Brasil controla el 48,9%, en México el 46,9% y en Estados Unidos el 34,9%.

Asimismo, en un reportaje reciente de la BBC (Riqueza extrema: Chile, el país donde los ultrarricos tienen el patrimonio más grande de América Latina) se afirma que las bases del actual modelo se sustentan en la dictadura y su “constitución política”. La BBC dice: “En la historia más reciente, la brecha social se expandió en las décadas de los 70 y los 80 durante el régimen de Augusto Pinochet con la creación de un modelo económico con poca regulación que permitió el surgimiento de grandes fortunas familiares. Según escribió el economista Osvaldo Larrañaga en “La desigualdad a lo largo de la historia de Chile”, la brecha aumentó con Pinochet a través de mecanismos como “la privatización de las empresas públicas, que pasan a ser propiedad de un número pequeño de grupos económicos, la supresión y represión de los sindicatos, y la conversión del estado benefactor en uno de carácter residual”, entre otras medidas”.

Con todos estos antecedentes disponibles quisimos preguntar a varios expertos su parecer respecto a las cifras y las consecuencias de los contextos sociopolíticos de los que somos testigos. El objetivo: poner argumentos nuevos para entender qué hacer frente a los cambios en curso, y, por cierto, cómo mejorar la situación salarial de la mayoría de nuestra fuerza laboral.

En RHM llevamos años reporteando este tema, y el final siempre es el mismo, precariedad, y las mismas explicaciones “técnicas” que más bien naturalizan una normalidad injusta, y según varios expertos, arbitraria. 

¿El estallido social del 2019 explica la ruptura de la paz social y muestra el malestar por las condiciones de vida de los trabajadores impuestas por la naturalización de un tipo de modelo? ¿Es sólo un orden económico el que se debe ajustar de acuerdo con el mercado? ¿Los salarios reflejan la meritocracia y la productividad? ¿Por qué las utilidades siguen creciendo como la espuma al igual que la riqueza extrema? ¿La nueva constitución impactará en una mejor distribución de los ingresos y calidad de vida? 

En nuestro Vol. 2 podrás encontrar las respuestas y visiones de los expertos. 

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