Por: Dana Benarroch, Directora fundadora en Contacto Humano Organizacional y coach en felicidad y liderazgo.
¡Reinvéntate! Una de las tantas frases que hemos escuchado durante la crítica situación que la pandemia ha generado en todo el mundo. Una frase que asusta tanto a empresas como a colaboradores. ¿Y cómo podemos disminuir ese miedo aterrador para posibilitar la acción creativa?
Re-inventarse, reforzarse, redefinirse o reformarse no necesariamente significa cambiar radicalmente la vida que se venía llevando. Con una re-sintonización con el propósito de vida de manera más clara puede ser suficiente para llenar el tanque con gasolina de cohete y salir victorioso.
Desde empresas hasta personas hemos tenido que leer detenidamente lo que está cambiando para entender qué está pasando y cómo nos ajustamos al “nuevo normal”.
Cuando hablamos de resiliencia nos referimos a reponernos de los golpes de la vida para volver al estado normal anterior. Pero ¿será que queremos volver al estado normal anterior, o queremos aprender de este golpe y cambiar lo que lo generó para evolucionar a un estado mejor para todos? Aprender de los golpes y salir fortalecidos es lo que los estudiosos llaman anti-fragilidad.
¿Qué va a pasar mañana? ¿Cómo planeamos?
Entre la incertidumbre sobre el futuro y la añoranza del pasado, está el presente. Y qué mejor manera de predecir el futuro que co-creándolo en el aquí y el ahora. Uno de los maravillosos resultados que podemos obtener con la práctica de Mindfulness es que lo ordinario se convierte en extraordinario. Cuando nuestra atención plena se enfoca en lo que está pasando adentro y afuera de nosotros mismos, en el aquí y el ahora, podemos sorprendernos tanto con lo que descubrimos como con lo que imaginamos.
El propósito de vida y Mindfulness hacen parte de la dimensión espiritual del Bienestar Integral o Felicidad desde la ciencia, según el Dr. Tal Ben-Shahar. Para poder clarificar más el propósito de vida y con él redefinirse, reinventarse o adaptarse a los cambios, Mindfulness es un requisito no-negociable.
Según estudios científicos, Mindfulness es un entrenamiento que logra reducir el estrés, mejora el sueño, mejora las relaciones, incrementa la conciencia, ayuda a gestionar mejor las emociones, mejora la memoria, mejora la capacidad de aprendizaje, y ayuda a que el cuerpo entre en homeóstasis. Todo ello hace parte del Bienestar Integral o felicidad.
Sólo a partir de un estado de Flow es que las mejores innovaciones tienen lugar. Y para ello es necesario disminuir el exceso de estrés hasta el punto de estar en el estrés creativo, en el Flow que propone el Dr. Mihaly Csikszentmihalyi.
¿Qué se necesita para innovar?
La capacidad de innovación de los colaboradores en las empresas necesita de 3 factores fundamentales: 1. Propósito superior. 2. Seguridad psicológica para poder florecer. 3. Aprender a fallar o fallar para aprender.
- El propósito superior tiene profunda relación con las relaciones significativas y el valor que le agregamos a ellas. Un valor que nos habla del servicio que prestamos a personas, instituciones o causas. Se descubre mediante la clarificación de las pasiones, aquello que te importa, mueve tus emociones, a donde diriges tu atención. Son las pasiones las que le dan energía al cuerpo. Recuerdo una vez cuando viajaba de San Diego, Estados Unidos a Bogotá, Colombia. Iba a dar mi primera conferencia en una de las empresas multilatinas más grandes de Colombia. Era mi debut. Ese día, según cómo me vieran, continuábamos con la negociación de un gran contrato. La noche anterior a la conferencia, llegué al hotel con fiebre, temblando de frío. Me había resfriado en San Diego. Pero, estar viviendo conscientemente tantas de mis pasiones profesionales me tenían con el ánimo muy alto. Al otro día, emocionada y después de haber pasado una buena noche, comencé en mi apasionado día de prueba. A las dos horas de estar con el público, dictando el taller, sentía toda la energía alta y disponible para dar lo mejor de mí. El malestar había desaparecido.
Es que una de las ventajas de vivir conscientemente las pasiones y la vida con propósito es que el sistema inmunológico se fortalece. Un estado conocido como “estrés creativo”. Es en el estrés creativo donde la cantidad de adrenalina y noradrenalina, entre otras hormonas, es la precisa para que las ideas fluyan a borbotones. El corazón palpita de alegría y felicidad porque se siente coherencia con el yo esencial. Y toda esa energía, ese estado emocional/mental se contagia. Se irradia. Inspira, creando en el grupo una espiral ascendente de conexión, aprendizaje, entusiasmo, creatividad y transformación.
Y sí, sí me dieron el contrato. Una experiencia de más de dos años apasionada, productiva, transformadora.
- La capacidad de redefinirse, reinventarse o reforzarse de las empresas dependen de la creatividad de las personas. En estudios realizados con niños y sus madres en la playa, establecieron que los niños hacían mejores y más grandes castillos de arena cuando se sentían cerca de sus madres. Entre más los alejaban de ellas, el tamaño y la creatividad de los castillos disminuía.
No, no estoy proponiendo que traigan a las madres a los puestos de trabajo. Pero sí podríamos ser más compasivos, tolerantes, amables y cercanos con los colaboradores y compañeros. La seguridad psicológica es el entorno que propicia la lluvia de ideas. Y, además, entre más conexión, cercanía y calidez reine en el ambiente, más oxitocina segregan las personas. Y entre más oxitocina circule por sus cuerpos, más empatía sentirán. Y si las empresas quieren dar en el blanco de nuevos canales de distribución, de nuevos productos, de nuevas experiencias del cliente, necesitan de la empatía para que los colaboradores vean y reconozcan las necesidades del cliente y des-cubran la manera de reinventarse. - “Aprender a fallar o fallar para aprender”, una de las frases preferidas de mi profesor Tal Ben-Shahar. La vida tiene muchas paradojas, pero la de temer a fallar se pasa de la raya, se pasa de ser paradoja a ser falta de sanidad mental. Dentro de las historias de los inversores en starts-up, hay una que me encanta: un emprendedor, fracasado reiteradas veces, es llamado por un gran inversionista para que le gerencie un negocio. El asombrado hombre no entiende cómo un exitoso hombre de negocios lo escoge a él para que le dirija su empresa. El acaudalado inversor le responde: usted ya sabe qué errores no volver a cometer.
La vida está diseñada para que aprendamos mediante los errores, ya sea propios o de otros. Dice el nobel de literatura Gabriel García Márquez en uno de sus poemas: “…los seres humanos sólo aprendemos a ser hijos después de ser padres; sólo aprendemos a ser padres después de ser abuelos. Pareciera que sólo aprendemos a vivir después que la vida nos va pasando…”. O como dice Mark Twain: “La vida sería infinitamente más feliz si sólo pudiéramos nacer a la edad de 80 años y gradualmente acercarnos a los 18”.
Entre unos entrelazados propósitos superiores, tanto del individuo como de la empresa, re-sintonizados de manera muy clara y, una atención plena al momento presente cargada de empatía, el desafío de reinventarse, redefinirse, reforzarse puede llegar a ser sensualmente atractivo y altamente productivo.