Reducir la brecha salarial: el desafío de crear empresas conscientes Vol. 6

La necesidad de implementar políticas salariales equitativas y reducir la desigualdad de ingresos desde adentro de las compañías. ¿Cómo pueden las empresas adoptar un enfoque más justo y transparente en la distribución de la riqueza?

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La productividad en disputa es un territorio sin matices aún. A pesar de la evidencia se sigue insistiendo en que a mayor productividad mayor reconocimiento y compensación. Pero no es así, siempre. También se nos dice que el incremento de la renta depende de las capacidades y los estudios. Tampoco lo es. Es cuestión de ver la brecha salarial de género y comenzamos a mirar desde otro ángulo.

Sin embargo, hay temas que incomodan, y como dice la canción de Luca Prodan, el vocalista de Sumo, “mejor no hablar de ciertas cosas”. La brecha salarial es uno de ellos. ¿Cómo mejoramos el salario e incentivamos la productividad a la vez? ¿Cómo dejamos de pensar en crecer y observamos más la justicia salarial? ¿Qué pasa si las utilidades de las empresas se reparten mejor? ¿Qué impacto tendría en el propósito y en la motivación de las y los trabajadores? 

Hay indicadores que no están en las portadas de los diarios ni tampoco es tema en los matinales. El índice de Gini es una medida utilizada para medir la desigualdad de ingresos dentro de una sociedad. Si bien el índice de Gini se utiliza principalmente para analizar la desigualdad económica en general, también puede tener implicaciones para la justicia salarial.

La relación entre el índice de Gini y la justicia salarial se basa en el concepto de equidad en la distribución de los ingresos y la remuneración. Cuando el índice de Gini es alto, indica que existe una gran desigualdad de ingresos en la sociedad, lo que puede sugerir que también existe una brecha significativa en los salarios entre diferentes grupos de trabajadores.

Una alta desigualdad de ingresos puede ser indicativa de una falta de justicia salarial, ya que puede implicar que ciertos grupos de trabajadores reciben salarios más bajos en comparación con otros, a pesar de realizar trabajos similares o de igual valor. Esto puede ser el resultado de factores como la discriminación, la falta de acceso a oportunidades laborales, la falta de negociación colectiva o la ausencia de políticas salariales equitativas.

Por otro lado, un índice de Gini más bajo sugiere una distribución de ingresos más equitativa, lo que puede estar relacionado con una mayor justicia salarial. Una menor desigualdad de ingresos puede indicar que los salarios están más equilibrados y que existe una mayor igualdad de remuneración por un trabajo de igual valor.

Respecto a la relación entre el índice de Gini y la productividad es un tema amplio y complejo que ha sido objeto de estudio e investigación por parte de economistas y científicos sociales. Existen diferentes teorías y hallazgos empíricos que pueden ofrecer perspectivas sobre esta relación, aunque los resultados no siempre son concluyentes.

Algunos estudios sugieren que existe una relación negativa entre el índice de Gini y la productividad. Esto significa que a medida que la desigualdad de ingresos aumenta, la productividad tiende a disminuir. Una posible explicación es que altos niveles de desigualdad pueden generar tensiones sociales, descontento y falta de acceso a oportunidades para ciertos grupos de la población, lo que puede afectar negativamente la motivación y el rendimiento laboral.

Por otro lado, también se ha planteado la hipótesis de que una mayor desigualdad puede actuar como un incentivo para la productividad, ya que aquellos que están en la parte inferior de la distribución de ingresos pueden sentir la necesidad de trabajar más arduamente para mejorar su situación económica. Sin embargo, esta teoría es objeto de debate y la evidencia empírica al respecto es mixta.

Es importante tener en cuenta que la relación entre el índice de Gini y la productividad puede estar influenciada por una serie de factores contextuales, como las políticas públicas, el sistema educativo, el acceso a oportunidades económicas y laborales, entre otros. Además, la forma en que se mide y se interpreta la productividad puede variar, lo que complica aún más la comprensión de esta relación.

Empresas conscientes

Un punto de vista que busca cambiar el paradigma respecto a estos temas es Raj Sisodia, quien es un reconocido académico, autor y defensor del capitalismo consciente. Nació en India y pasó parte de su infancia en Barbados, California y Canadá. Es ingeniero eléctrico y obtuvo un MBA en marketing en el Instituto de Estudios de Gestión Jamnalal Bajaj en Mumbai. Luego, obtuvo un doctorado en marketing y política empresarial de la Universidad de Columbia. En la actualidad, Raj Sisodia es profesor en la Babson College, donde también es el fundador y líder del Conscious Capitalism Institute. Su trabajo se centra en promover y difundir los principios del capitalismo consciente, que busca crear empresas sostenibles y socialmente responsables.

Raj Sisodia sintoniza con la transformación de las empresas chilenas teniendo como eje a las personas y al valor que le dan al negocio. “Chile es un reflejo del antiguo modelo de capitalismo, el modelo de Milton Friedman. Que el negocio del negocio es el negocio, que el negocio sólo se trata de hacer dinero. Pienso que hay una evolución en los Estados Unidos a una conciencia superior”. afirma.

Asimismo, el experto, señala que Chile en muchas maneras aún está atascado en la antigua conciencia, ya que muchos de los economistas fueron entrenados en los Estados Unidos por gente como Milton Friedman, lo que reduce la forma de ver la economía centrándose en las utilidades y ganancias aseguradas, “necesitamos al negocio para adoptar estos principios más profundos y ricos. Convertirnos en negocios conscientes”, puntualizó.

Respecto al índice gini planteó que las compañías deberían tener uno propio para indicar cuál es la proporción entre la renta más alta y la más baja, y aseveró que así deberían buscar reducirla. “Y reducirla aumentando desde abajo y rebajando desde arriba. De este modo, internamente las compañías pueden crear una economía más justa, más transparente, más igualitaria. Busca pagarle a tus trabajadores de primera línea, ¿entiende cuánto sufrimiento hay? Cuando les pagas tan poco apenas pueden alimentar a sus hijos, no pueden acceder a una casa apropiada, siempre están preocupados por el dinero, no pueden ser tan efectivos como empleados. Así que preocúpate por las personas”, enfatizó.

En resumen, la productividad y la justicia salarial son temas complejos y en constante discusión en nuestra sociedad. Aunque existe la creencia generalizada de que una mayor productividad conlleva un mayor reconocimiento y compensación, y de que el incremento de la renta depende de las capacidades y los estudios, la realidad es más matizada. La brecha salarial de género y el índice de Gini nos muestran que la relación entre productividad, remuneración y desigualdad no es tan directa como se ha planteado.

La justicia salarial implica una distribución equitativa de los ingresos y las remuneraciones, donde los trabajadores reciben salarios justos y acordes a su labor, independientemente de su género u otros factores. El índice de Gini nos ayuda a comprender la desigualdad económica y su relación con la justicia salarial. Un alto índice de Gini indica una mayor desigualdad de ingresos y una posible falta de equidad en los salarios entre diferentes grupos de trabajadores.

La relación entre el índice de Gini y la productividad es objeto de debate. Algunos estudios sugieren una relación negativa, donde una mayor desigualdad de ingresos puede afectar negativamente la motivación y el rendimiento laboral. Por otro lado, existe la hipótesis de que la desigualdad puede actuar como un incentivo para la productividad. Sin embargo, no hay consenso claro al respecto y se requiere una mayor investigación.

En este contexto, figuras como Raj Sisodia promueven un enfoque de capitalismo consciente, donde las empresas no solo se centran en la obtención de ganancias, sino también en el bienestar de sus empleados y en su impacto social. Sisodia aboga por la adopción de principios más profundos y ricos, donde se valore a las personas y se busque una distribución más equitativa de los ingresos. La reducción de la brecha salarial y la implementación de políticas salariales justas son parte de su visión de una economía más transparente e igualitaria.

En conclusión, la relación entre productividad, justicia salarial e índice de Gini es compleja y multifacética. La brecha salarial y la desigualdad de ingresos plantean desafíos significativos en nuestra sociedad, y es fundamental buscar soluciones que promuevan una distribución más equitativa de los recursos y una mayor justicia en los salarios. El enfoque del capitalismo consciente propuesto por Raj Sisodia ofrece una perspectiva valiosa para avanzar hacia una economía más sostenible, socialmente responsable y equitativa.

 

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