¿En qué se basa la toma de decisiones?, ¿debe ser algo colectivo o individual?. Acompáñanos en esta columna de opinión, contenido exclusivo RHM para entender cómo se gestiona en las empresas.
Por Roberto Jana, gerente corporativo de recursos humanos en Sonda
El enfrentarse a la toma de decisiones implica un momento anterior para nutrirse de información confiable y oportuna y así enfrentarse al acto de decidir. Aún cuando nos esforzamos porque esta acción sea cierta y lo más controlada posible, finalmente se da en un acto ciego y muy al alero de la intuición. Con una decisión, algo distinto se genera, un nuevo rumbo toma la situación o la cadena de hechos. Este momento de la decisión, se vive muy solo y provoca un quiebre, un antes y un después, por mayor o menor relevancia que se le asigne a la situación. Hoy en las empresas, el poder de decisión es evaluado, considerado una competencia e incluso entendido como atributo por las organizaciones para poder ser exitosas, generar resultados y cambios que le permitan crecer en el tiempo y maximizar su funcionamiento.
Dicho lo anterior, creo que es importante entender que cualquier persona que es parte de la organización, está llamada a tomar decisiones en su ámbito de acción para empujar el funcionamiento del sistema (esto desmitifica el que las decisiones son sólo de los gerentes o de los cargos de confianza). En empresas que viven la cultura de la autogestión, el hacerse responsable por las propias decisiones, es un factor clave para el andamiaje corporativo. El empowerment que cada profesional tenga en su trabajo, estará fundado en este modelo de gestión, en la convicción de que todos pueden y deben ejercer el poder de una decisión. A mi juicio, uno de los factores claves en culturas de autogestión exitosas se basa en la capacidad de sus actores para colaborar entre sí y generar sinergias de conocimiento.
El colaborar con otro, se basa fundamentalmente en un acto de confianza puro y por tanto en una decisión bastante ciega e impulsada muchas veces por mecanismos que desconocemos pero que exigen de la voluntad para ejercer esa acción. Empresas con colaboradores que “se atreven”, que toman decisiones, son finalmente empresas exitosas en sus resultados de negocios y en la retención de sus talentos (2 aspectos indivisibles y absolutamente complementarios). El tomar conciencia del poder de decisión de cada profesional en un ambiente colaborativo, desafía a querer innovar y aportar al cambio y crecimiento de la organización.
Esta columna fue publicada en RHM 21, septiembre 2008.
