Negocio sustentable como antídoto

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Llegamos cinco minutos antes y a la hora exacta de la reunión, nos hicieron pasar solos al salón del directorio de Colbún. Mientras esperábamos el ingreso de Ignacio Cruz al salón ubicado en el piso 13 del edificio corporativo de la compañía eléctrica, aún persistía el temor que todo pudiera abortar. Que un gerente general dé una entrevista es ya un suceso, pero que haya aceptado leer el libro “Snakes in Suits”, de Hare y Babiak (que plantea que en las empresas hay más psicópatas que en las cárceles de alta seguridad), y luego accediera a conversar sobre un tema que tiene ribetes de tabú y que está en el inconsciente organizacional, es algo que mientras no se concrete, no se siente como seguro.

Y el principio no fue fácil. Cruz llegó sin el libro y lo primero que dijo fue que no lo había terminado. Pero aseguró que quería conversar de todas formas, que con lo que alcanzó a leer era suficiente. “Al iniciar la lectura del libro, me quedé con una sensación que los argumentos estaban muy influenciados por una suerte de demonización del mundo de la empresa y de los negocios”. Esta “mala sensación” de Cruz fue rematada con la siguiente confesión: “Vivo luchando contra los prejuicios que existen contra las empresas y los empresarios”. Sin embargo, lo que vino después, más que una defensa corporativa, fue una conversación muy profunda, en la que el tema de los psicópatas en las organizaciones fue analizado con perspectiva y mucha honestidad. “El libro plantea un problema que existe, que es real, y es muy probable que en la mayoría de las empresas no le hemos prestado la atención debida, en ese caso, en algún momento se pagan las consecuencias”, sentencia el CEO de Colbún. El ejecutivo va más allá y plantea lo bueno que es tocar este tipo de problemas, generalmente ocultados porque se evalúa que su conocimiento puede afectar la imagen de la empresa.

Recuerda la película Wall Street, donde Michael Douglas representa a un ejecutivo inescrupuloso de la Bolsa norteamericana. “¿Podría ser un psicópata el personaje principal o estamos frente a un ambiente que favorece la avaricia y el ganar dinero considerando que el fin justifica todos los medios?”, señala el CEO. Más allá de relativizar la existencia de psicópatas, el ejecutivo entra en lo que podría entenderse como una crítica a cierto modelo de negocio. A pesar que reconoce que aún existen muchas compañías donde las “presiones por los resultados” son muy fuertes, se plantea optimista en relación al cambio que el mundo está sobrellevando. 

“Cada vez es más importante en las empresas la forma cómo se obtienen los resultados, el vínculo de la empresa con la sociedad y el medio ambiente. Hay una manera distinta de mirar los negocios que está penetrando intensamente y terminará permeando toda la sociedad”. Cree que la falta de escándalo muchas veces hace posible que estos casos al interior de las compañías terminen escondiéndose. Pero el ejecutivo reflexiona sobre la realidad en empresas medianas y pequeñas, donde no hay burocracias, ni dinero, ni poder para limitar de alguna manera el accionar psicopático. 

“Es la carnada perfecta, no se hará rico, pero no tiene suficiente control”. Agrega que la mejor forma de que la psicopatía esté fuera de las organizaciones, es recobrar la centralidad de la persona dentro de la empresa. “Las miradas deben volcarse al cómo genero las mejores condiciones al interior de la organización para que las personas se sientan bien, tengan sueños que alcanzar, modelos donde se puedan desarrollar como personas y profesionalmente”. Incluso del punto de vista competitivo, sólo así es posible obtener ventajas, ya que la gente esta más dispuesta a entregar todas sus capacidades. Reconoce que la prevalencia alta de psicópatas en las empresas se debe a cierta forma de comprender los negocios y de organizar la empresa. “La cuestión loca por el resultado económico y la avaricia, explican casos como los de Enron y WorldCom, o lo que pasa en películas como Wall Street. Eso es lo que hay que evitar”.

Encuentro con un psicópata 

“Tenía que contratar a una persona que trabajara directamente conmigo y recibí un montón de currículos. El proceso de selección era hecho por el equipo RH de la empresa. El candidato seleccionado tenía un currículo muy bueno, recomendaciones extraordinarias y un informe psicológico destacado. Lo entrevisté y me quedé con una sensación extraña. Mi intuición me decía que algo en él no funcionaba. Sus respuestas eran muy armadas, todo calzaba demasiado perfecto. No tuve razones formales para oponerme a su contratación, aunque la sensación mala continuaba. Llevaba seis meses trabajando con él y un día en que regresaba de una reunión fuera de la empresa, entre a mi oficina y lo encontré sentado en mi puesto, con los pies sobre el escritorio y al frente tenía a un cliente. No me preocupó tanto que ocupara mi oficina. Lo grave es que buscó un lugar protegido y la escena era un cliente intimidado, y el personaje con una actitud amenazadora”. La experiencia vivida le enseñó que no hay mejor recurso que la intuición en estos casos, desde ahí esta estrategia es parte importante de su gestión profesional y hoy no duda en escuchar esa voz silenciosa, que proviene de la profundidad de su pasión como CEO.

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