Miedo y desconfianza v/s trabajo en equipo

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Según la experta, María Inés Pesqueira, el gran anhelo de los chilenos es poder conciliar vida familiar y profesional, y por cierto, lograr un trabajo con sentido.  

Esta es una de las conclusiones a las que llega la destacada coach María Inés Pesqueira, tras 20 años de experiencia como fundadora del Centro MIP (Centro de Especialistas en Intervención Estratégica), del cual es directora. Psicóloga de la U. de Chile, es también especialista en psicoterapia breve, coach estratégico, docente de pregrado y postgrado de distintas universidades del país. Aprovechamos su experiencia para analizar los cambios en los chilenos a la hora de desarrollarse profesionalmente y cómo el coaching se ajusta a esas nuevas exigencias. 

¿Qué es lo que más preocupa a los chilenos a la hora de requerir un servicio de coaching?

– Yo diría que los chilenos se están abriendo a ver que el coaching es un aporte para alcanzar un mejor desempeño en diferentes áreas, tanto personales (familia, pareja), como profesionales y que esto tiene un impacto favorable en sus vidas. Los jóvenes se plantean ser más exigentes en cuanto a calidad de vida. Buscan algo más que una familia, un buen cargo y un buen sueldo. Los temas requeridos van desde conversaciones difíciles, hacer presentaciones, habilidades de negociación, liderazgo y trabajo en equipo. Pero también abordan coaching de pareja y coaching para padres. 

En las relaciones interpersonales, ¿en qué estamos fallando y cuáles son las fortalezas?

– Diría que en general los chilenos tienen compromiso con el trabajo, tienden a respetar las jerarquías y las normas con responsabilidad. Son esforzados y también leales. Fallamos en hablar directamente, en tener conversaciones difíciles que impliquen abrir incomodidades, resolver conflictos relacionales. También en la apertura al aprendizaje, que en el contexto laboral se traduce en la cultura de feedback, hay una tendencia a mirar lo que el otro hace mal y decirlo sin recalcar también lo positivo. Eso tiene un impacto negativo en quien recibe el feedback, favoreciendo una actitud defensiva, una escasa escucha y por ende, no genera cambios. 

En Chile sigue predominando un estilo de liderazgo formal donde prima el miedo, esto va en contra de que las personas pongan en juego sus potencialidades y den espacio a la innovación. Todavía hay una tendencia a poner el foco en la coordinación de acciones y las competencias técnicas, dando poco espacio al clima emocional del equipo y con cierto escepticismo a creer que de eso depende la generación de un equipo de alto desempeño. En cuanto a las relaciones familiares, la mayoría considera que son importantes, sin embargo les dedican muy poco tiempo. Esperan que en su lugar de trabajo se respete su rol dentro de la familia. Eso para mi se traduciría en cierta flexibilidad, es decir, si hay un momento de dificultad en la familia ellos esperan que se le permita hacerse cargo de eso y se respeten sus estados emocionales. 

Si es posible el autocoaching, ¿Cuáles serían las recomendaciones que usted daría?

– Si, es posible. Y diría incluso que la autogestión es necesaria para alcanzar un buen nivel de bienestar y desarrollo profesional. Darse un espacio para diseñar la propia vida, conectar con los valores, encontrar en lo profundo qué me mueve, qué me da satisfacción y plenitud. Atreverse a soñar y dejar fuera las creencias limitantes respecto de sí mismos que nos impiden ir en busca de esos sueños y creer en que existe la posibilidad de generar cambios y desarrollar habilidades. Para alcanzar la autogestión recomiendo algunas cosas: Plantearse objetivos posibles; gestionar la energía propia más que el tiempo; la impecabilidad, orden y esfuerzo; el autocuidado y preparación para las actividades que enfrentamos y por último, elegir equipo, personas diferentes y mejores que uno. 

“Si quiere ir rápido, vaya solo. Si quiere llegar lejos, vaya acompañado” es una de sus frases… ¿Qué tan internalizado tenemos los chilenos el individualismo?

– Probablemente el miedo y la desconfianza nos impide disfrutar del valor que tiene hacer equipo. Entramos en competencia en vez de complementarnos y vivir en consciencia que el todo es más que la suma de las partes. Quien se atreve a experimentar eso, probablemente ¡nunca vuelve atrás!

¿Cuáles son las metas de las mujeres chilenas y cuáles las de los hombres? 

– Años atrás, diría que los hombres ponían mucho énfasis en hacer carrera, ver un desarrollo profesional, ser reconocidos y alcanzar cargos altos. Las mujeres, en cambio, han peleado mucho por su inserción en el mundo laboral. Luchan por ser validadas y buscan desarrollarse profesionalmente, crecer y aportar en el contexto laboral sus conocimientos técnicos y también sus habilidades en el manejo y cuidado de las personas. Sin embargo, actualmente me he dado cuenta, de que cada vez son más parecidas las metas de los hombres y las mujeres, observando en ambas un denominador común: conciliar vida familiar y profesional y lograr trabajo con sentido.

Esta entrevista fue publicada en RHM 78, junio de 2014.

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