La crisis social y económica desatada por la pandemia hoy, y antes la revuelta del 18 de octubre, nos dejó perplejos, alertas, vigilantes y apesadumbrados. Sin embargo, el terrible asesinato de otra mujer, Ámbar de 16 años, nos tienen a todos hablando de los “malvados” psicópatas que dejamos libres.
Quizá algunas respuestas al abuso, malestar y rabia de los ciudadanos (trabajadores formales e informales muchos) expresados desde el estallido social, además de la obligación de salir a trabajar para ir a buscar el sustento diario a pesar de la pandemia, las podemos encontrar en las conductas de jefes y las formas de hacer negocio en Chile. Pero no es lo único. Tampoco olvidemos el caso La Polar, la colusión de las empresas, las clases de ética para los dueños de Penta, la ley de pesca, la corrupción y financiamiento ilegal de la política, la ley de protección del empleo y retiro de utilidades, la feroz oposición al retiro del 10% de las AFP, etc. El mínimo común denominador de todos estas circunstancias: falta de empatía, codicia y narcisismo. ¿Les suena?
El 2013 RHM publicó una serie de reportajes que muestran que los psicópatas asesinos caricaturizados por Hollywood (The Jocker, El silencio de los inocentes, American Psycho), son los menos. La mayoría no mata y son quienes mandan en las empresas, el poder político y económico, las iglesias o las Fuerzas Armadas. Acá algunas reflexiones y evidencias que descubrimos.
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