Por Ignacio Fernández, director Lead Institute. Speaker internacional, escritor y consultor. Autor de GPS interior y Felicidad Organizacional.
Los ejecutivos chilenos son reconocidos por sus capacidades técnicas y de gestión, por su rigor en el logro de objetivos y por respetar los acuerdos tomados. Esto constituye el piso para el desarrollo futuro de nuestros ejecutivos. Las empresas que han invertido en formación directiva, hoy se preguntan: ¿y ahora qué? ¿A qué curso los enviamos, pues no se motivan con casi nada y sienten que lo saben casi todo?
Habiendo desarrollado lo mental, el camino es focalizarse en expandir las otras dimensiones esenciales de lo humano –la emocionalidad, la corporalidad y el desarrollo del espíritu– que han sido dejadas de lado pues espontáneamente no es fácil ver la asociación entre éstas y los resultados empresariales. Se acumula evidencia que posiciona la integración personal como un factor fundamental que hace diferencia de resultados, en una secuencia causal donde los buenos resultados derivados de la integración personal generan desempeños sobresalientes en los equipos de trabajo, los que, a su vez, generan los resultados empresariales de valor.
La búsqueda de coherencia personal entre corporalidad, emocionalidad, mente y espíritu, y su direccionalidad hacia el mejoramiento de la efectividad del comportamiento de los ejecutivos en sus equipos de trabajo y empresas, es lo que marcará el futuro del desarrollo del talento ejecutivo. Se irá tras la búsqueda del balance personal, en una suerte de balanced scorecard individual.
No se da lo que no se tiene. El desafío de los directivos es lograr mayores niveles de integración y coherencia personal para, además de sentirse más felices, alcanzar mejores resultados. Es decir, innovación personal.
Producción RH Management.
Publicado en edición escrita año 2005.
