Hace rato que en Europa, Francia y Alemania sobre todo, existe una regulación clara para el teletrabajo. Por ejemplo, hoy en España, como consecuencia de los estragos que está dejando la pandemia, son los sindicatos los que piden al gobierno más profundidad y claridad para proteger los derechos colectivos ganados. Es decir, en estos países Ocde, las leyes no las hacen unos iluminados, ni se cocinan entre cuatro paredes. Los sindicatos juega un rol clave en la construcción de una sociedad más justa. En estos países vemos que los costos del Covid-19 no los está pagando la fuerza laboral. Al contrario, el peso de la crisis lo están asumiendo los Estados y quienes más tienen. Muy distinto a lo que hemos visto en Chile.
Nuestro teletrabajo refleja el tipo de sociedad que hemos construido. Así lo corroboró un reciente estudio cualitativo de Criteria Research (*) realizado al segmento BC1, es decir colaboradores profesionales y con buenas rentas.
El estudio devela el exceso de horas de trabajo (la discusión de las 40 horas parece un mal chiste), la emergencia es diaria, todo es para ayer, no importa la hora. También la competencia “silenciosa” por más productividad entre pares con y sin hijos se hace más odiosa. Aparecen exaltadas las emociones de la culpa y el miedo. Asimismo, la hiperconexión lleva a abusos de poder y se develan los liderazgos más autoritarios y poco empáticos.
Otro aspecto que este estudio muestra es que los profesionales no tienen las herramientas y los espacios para ejercer su trabajo de manera adecuada.
Al leer las conclusiones podemos apreciar que los trabajadores y trabajadores están a merced del poder unilateral de las empresas que ponen las reglas, los tiempos y las condiciones. Y si no les gusta arriesgan su pega (necesidades de la empresa). De este modo, vemos como nuestro modelo laboral, individualista y precario (no hay empatía ni sentido común), a niveles profesionales (BC1) tampoco da bienestar ya que no se respetan ni se promueven los derechos colectivos, como sí lo hacen países de Ocde (España, Alemania, Italia, Francia, entre otros).
Hallazgos del estudio
Acá algunos de los hallazgos:
- Estudio demostró que las empresas están lejos de entender la realidad de sus trabajadores en el contexto de la pandemia.
- Los intentos por abordar el teletrabajo no están logrando resolver el problema de fondo: “es una bomba de tiempo”.
- La sensación es que las empresas no han logrado entender la nueva realidad de sus trabajadores: “se entiende que fue algo repentino y que no estaban preparadas, pero ya llevamos dos meses y nada ha avanzado en este sentido”.
- “Si antes me daban plazo de 5 días para resolver algo, ahora son 2-3”.
- El contexto de cambios e incertidumbres hace con que la presión por soluciones rápidas -y creativas- sea una constante en el día a día de estos trabajadores. “Están todos agobiados porque no hay certezas y los problemas aumentan todos los días. Mi jefe no sabe qué hacer y me presiona para que resuelva lo que le pidió su jefe, que tampoco sabe qué hacer. Se va traspasando la ansiedad”.
- La ansiedad por resolver los imprevistos termina traspasando los horarios laborales: “Me llaman en la noche, hora de almuerzo, fines de semana. Ya no hay horario laboral, me estoy sacando la cresta. Antes, a las 5 de la tarde se acabó la pega hasta el día siguiente. Ahora fácil termino de trabajar a las 11 de la noche”.
- Los que tienen hijos sienten que su nivel de concentración y productividad ha bajado “drásticamente”, obligando a trabajar “horas extras”. 2 “Es imposible hacer todo que me piden durante el horario laboral. Mis niños me interrumpen cada 5 minutos. No tengo dónde esconderme en la casa. En la noche estoy muerta de cansada y es ahí cuando empiezo a trabajar de verdad”.
- “Mi compañera es soltera, no tiene hijos y ahora se dedica 24/7 al trabajo. Es pura eficiencia. No tengo como producir lo mismo que ella. Tengo que limpiar, estudiar con los niños, cocinar, jugar. Ella se dio cuenta de eso y trata de mostrarse más y más eficiente. Es insoportable”.
- La falta de “fiscalización presencial” ha hecho que estos trabajadores se sientan “culpables” y “perseguidos”. “Siento que hay preocupación de que la gente esté en la casa flojeando, es algo que no se comenta pero está la sensación tácita. Hay como una urgencia por volver, de hecho mi jefe me está pidiendo, y a todos, que la próxima semana ya haya una serie de turnos, de gente en presencial, porque parece que tienen la sensación en el estómago que cuando la gente está presencialmente, produce más. Entonces es algo que te lo transmiten desde la tripa pero no desde la boca”.
- Claramente lo que alimenta la culpa es el miedo de perder el trabajo. Y el aislamiento y falta de comunicación potencian la sensación de incertidumbre: “No estás ahí, no sabes lo que está pasando, tampoco te comunican nada. Sé que hay incertidumbre, pero por lo menos me gustaría tener más información sobre lo que están planificando para la empresa o ser parte de estas decisiones”.
- Otro aspecto levantado por el estudio es la “fatiga con la hiperconexión”. Una especie de agobio generado por las múltiples plataformas conectadas todo el día, sin ninguna posibilidad de descanso. “Antes si no estabas en tu puesto de trabajo, se entendía que estabas tomando un café, fumando y no te molestaban. Ahora tienes que estar 3 conectado todo el rato, por todos lados: Whatsapp, Teams, email, teléfono. No tienes como escapar”.
- Ya en plan de retorno, la empresa de I.A. envió un cuestionario a todos los colaboradores para que indicasen si poseen o no auto. Los que tenían auto, empezarían con el trabajo presencial antes. “Les mentí. Dije que no tenía auto. No creo que por tener auto, corre menos riesgo y punto”.
- “Echo de menos el intercambio de ideas, la parte de pensar, de cranear, de discutir, de negociar, de construir algo entre todos. Hacerlo por una conferencia, a mí por lo menos no me resulta, necesito que nos interrumpamos, que hablemos harto, que tiremos hartas ideas, que rayemos una pizarra. Creo que la tecnología todavía no está a la altura para hacer eso”.
(*) El texto a continuación recoge los principales hallazgos de un estudio cualitativo realizado por Criteria entre el 20 y el 24 de abril de 2020. La técnica utilizada fueron los Focus Group Online realizados desde la plataforma Zoom y el target fueron hombres y mujeres del segmento socioeconómico BC1*, de distintos ciclos vitales y comunas que hoy están realizando teletrabajo. Los participantes prefieren no revelar su identidad. *Elegimos este segmento considerando que la modalidad de teletrabajo se concentra en los niveles socioeconómicos más altos: el 51% de los chilenos que hoy están teletrabajando son de los segmentos BC1, según el Tracking Covid-19 de Criteria (Ola 2 – Semana del 27/4/2020).