Por Gregorio de la Fuente, socio consultor en 3SP Chile S.A.
Desde comienzos de los 90’s con la creación de internet el mundo cambió de forma sustantiva. Los saltos cuánticos que ha mostrado nuestra sociedad en un sinfín de aspectos ha obligado a tener que replantearnos la forma de ver las cosas.
La evolución de la población mundial, el aumento en la altura en que se construyen los edificios, la demanda de energía que requerirá nuestro planeta, la demanda por petróleo y sus costos de producción asociados, la cantidad de computadores que son utilizados por la población mundial, entre otros aspectos, todos muestran tendencias exponenciales. Todo esto conforma un escenario vertiginoso. La gente cada vez tiene más información, siendo los mismos usuarios sus propios productores, las cuales son capturadas y promovidas en las redes sociales de nuestro planeta. Ya nada es secreto, todo es público.
Si a lo anterior sumamos el factor demográfico, nunca antes habíamos observado el nivel de diversidad que muestra nuestra sociedad. En las empresas podemos encontrar cohabitando a los baby boomers, los X, Y y los Z, muchos de los cuales están haciendo sus pasantías en el mundo laboral. Estas diferentes generaciones se movilizan por motivaciones e intereses diferentes, con códigos que ya no son comunes y lenguajes que hacen más difícil poder comunicarse.
El mundo cambió. Entonces corresponde preguntarse si estamos leyendo bien todo esto y si estamos preparados. Los líderes empresariales en la medida que no conecten estos desafíos, no se acerquen a estas nuevas problemáticas, no sean capaces de comprender los nuevos paradigmas de la juventud y llevarlos a su estrategia, se que darán fuera. Esta mirada nos es solo pensando en la gente que podrá trabajar en las empresas, sino también los consumidores, que a la postre son ellos mismos.
Sería iluso pensar que con más de lo mismo seremos capaces de poder lograr los desafíos empresariales del pasado. Hoy se necesita crecer con rentabilidad, pero al mismo tiempo se suman dos palabras que han tomado más fuerza que nunca. El crecimiento rentable está condicionado a la sustentabilidad y la gobernabilidad, por tanto, el polinomio de negocio es más complejo que antaño. Sigamos sumando. Si a lo expuesto agregamos las presiones de los movimientos sociales registrados en Chile, los cambios estructurales que impulsa el actual gobierno, siendo uno de ellos la reforma laboral, hace más compleja esta evolución.
La reforma laboral que aún no conocemos, lo más probable es que posicione al capital humano como un factor transversal al negocio, tal como lo han sido los temas financieros. El factor humano podrá generar efectos de alto impacto, ya que podría ser la causa de riesgos de paralización con implicancias patrimoniales complejas para los accionistas. La agenda laboral y la gestión sindical deberá estar en la tabla de los directorios, asunto que demandará definiciones cupulares, que no eran requeridas hasta hace algún tiempo. ¿Estamos preparados para eso?
La demanda laboral en este nuevo escenario, obligará a las empresas y sus líderes ver de qué forma se armonizan todos estos aspectos, ya que muchas de las peticiones laborales que hagan las nuevas generaciones confirmaron esta nueva institucionalidad. Tal como comenta BCG ya no es posible pretender resolver los actuales desafíos con una sola incitativa. Hoy deberemos manejar polinomios y carteras de iniciativas que puedan ser ecualizables y den respuesta tanto a las demandas colectivas como individuales.
Ya no es posible tapar el sol con el dedo. Hoy es más recomendable tomar conciencia de lo que está ocurriendo e ir de frente al toro. Generar acciones empresariales exitosas, demandan desarrollar nuevas capacidades organizacionales, tales como; la autorregulación, apostar a cambios culturales sustantivos que propendan a la búsqueda de la excelencia operacional. Hoy debemos ser más cuidadosos en la forma que planteamos el 4° habito de Stephen Covey (win-win), donde el Ganar – Ganar sea de mayor paridad.
Tenemos que ser capaces de leer más allá y visualizar ese estado de futuro y como llegamos a él. Esto dependerá en gran medida de nuestros líderes, tanto a nivel del accionista, representado en sus directorios, como del management que sea responsable de hacer que las cosas ocurran.
Esta columna fue publicada en RHM 83, noviembre 2014