A pesar de los antecedentes demográficos evidentes y contundentes la agenda de gestión de personas sigue hoy tomada por los “millennials”, la generación Z o la Y. La mayoría de las gerencias RH concentra sus esfuerzos en cómo retener o lograr el compromiso del talento joven con la organización. Ni hablar de los procesos de selección o la búsqueda de candidatos para mayores de 50 años. La tendencia sigue siendo reclutar jóvenes.
Por otro lado, los seminarios, estudios y columnas de opinión, que son parte habitual de nuestra cotidianidad, nos traen de vuelta, una y otra vez, el mantra de que les gusta viajar, desean proyectos desafiantes, son nativos digitales y que no toleran liderazgos autoritarios, entre otros tips que copan las vitrinas digitales de información. Nadie, muy pocos, hablan o se preguntan qué hacer con nuestros viejos de hoy y mañana.
A pesar que en la actualidad la agenda política se encuentra tomada por NO + AFP, no se ven espacios de reflexión profundos sobre qué hacer en cuanto a políticas públicas integrales para el adulto mayor, ni menos considerar cambios más allá de la mirada de mercado que impacten en la fuerza laboral de las próximas décadas; y por cierto esté incorporado el talento blanco. Seguimos en el área chica, en el corto plazo, hablando para las cámaras y los flashes.
Hoy son pocas las empresas que incluyen la variable talento blanco. Vemos algunos adultos mayores en las cajas de los supermercados, como vendedores en multitiendas y en posiciones administrativas. ¿Serán los únicos espacios posibles de desarrollo laboral y profesional? ¿Dónde están los aportes más significativos que puede ofrecer esta nueva fuerza laboral emergente?
Al parecer, falta voluntad, imaginación. No hay una mirada país de largo plazo impulsando un cambio cultural e instalando la idea de que las “canas” se honran y suman sabiduría a un país joven y diverso. El camino se ve cuesta arriba.
No nos ayuda nuestra crisis en el sistema educacional y su impronta como bien de consumo. Gastar y tener es exaltado; ahorrar es mal visto. Los edificios viejos se demuelen fácilmente, no hay leyes que los sostengan ni financien su mantención. ¡Lo antiguo huele mal! Los árboles añosos y los bosques centenarios se talan porque el negocio del pino y eucalipto crece rápido y renta más en el corto plazo. No hay tiempo para leer libros, sí para twittear. El culto al dinero y éxito fácil ayuda a la construcción de ídolos fugaces y vacíos, como los futbolistas. La filosofía y la sabiduría no está in; incluso estuvo al borde de su extinción por la decisión de un tecnócrata instalado en el ministerio de Educación. Y así un sinfín.
Lo que nos queda es ver que el talento blanco será sí o sí una nueva fuerza laboral emergente para el futuro. Por lo tanto, hoy debemos construirles los espacios en donde seguirán aportando con creatividad, liderazgo y sabiduría al bienestar de las organizaciones y sus trabajadores.
Por el Director RH Management. Publicado en Revista RH Management, Octubre 2016.