Por Dra. Adriana Bastías, presidenta Red de Investigadoras, directora ejecutiva de Redes Chilenas.
El capitalismo consciente nació como una reacción a los descalabros del capitalismo salvaje o capitalismo a secas. Cuando uno lee la entrevista de Raj Sisodia, hay frases memorables sobre los líderes empresariales como “los sistemas corporativos que existen hace décadas o siglos han promovido que las personas sólo se preocupen de los números y el rendimiento, en el resultado final. Por lo tanto, tendemos a contar con una persona muy estrecha de mente, casi sociópata. Hay un alto porcentaje de sociópatas en el liderazgo. Lo que significa que no se preocupan por los demás, no tienen empatía, no tienen compasión. Sólo ven a las personas como un medio para lograr su propio éxito. Y desafortunadamente esos son los tipos de personas que hemos estado premiando”. Si hacemos un paralelo con quienes lideran las empresas, en Chile y en muchos países incluso en Alemania, podemos observar que estos cargos los ocupan mayoritariamente hombres. En Chile, los directorios de las empresas públicas, son mayoritariamente masculinos. Hace poco se designó el directorio de Codelco y los elegidos fueron sólo hombres. Mientras que las mujeres que ocupan altos cargos en empresas IPSA es de sólo un 8,8%.
¿Qué pasaría si las mujeres pudiesen ejercer más cargos de liderazgo? Los estudios muestran que cuando hay más mujeres en los equipos aumenta la innovación en las empresas por ejemplo. Estoy convencida que los talentos se reparten en una distribución normal entre hombres y mujeres, por lo que no tener mujeres en cargos de liderazgo implica perder talentos, el actual modelo definitivamente desperdicia capacidades. Para esto sin duda, es necesario un cambio social donde se compartan el trabajo doméstico y el cuidado de niños y adultos mayores, que se relaciona con el rol tradicional asignado a las mujeres. Pero, esta es una medida que se pide dentro del mismo sistema capitalista. Y el capitalismo consciente si bien propone cambios interesantes, se sigue denominando capitalismo.
A pesar de que traté de abstraerme, cada párrafo que leía me recordaba a Silvia Federici, activista feminista y escritora italiana quien muestra las opresiones hacia las mujeres en el sistema capitalista actual, las implicancias en el trabajo productivo (relacionada con un sueldo) y reproductivo (asociado a tareas de la casa y cuidado de niños y ancianos, que no es remunerada), y las diferentes formas de violencia pública y doméstica. La filosofía de Raj Sisodia a pesar de ser denominado consciente seguiría dentro del sistema capitalista. Y lo que Silvia Federici manifiesta es que debe haber un cambio en el sistema económico, nos invita a comprender el origen de la violencia, y los procesos políticos, sociales y económicos que lo mantienen. Un cambio social sin duda es necesario. La raíz de la violencia contra las mujeres, en todos sus ámbitos, es estructural no es individual; es consecuencia del patriarcado y también del sistema capitalista.
La violencia que enfrentamos las mujeres tiene que ver con nuestro género, además aún existen brechas salariales inaceptables que aumentan a medida que avanzamos en la escala jerárquica, pero también esta violencia también está íntimamente ligada con la precarización del trabajo, la incertidumbre laboral y la violencia institucional que ha producido el capitalismo.