Por Jorge Coloma, Ph.D, director general y de desarrollo organizacional en Founder Consilium International
En el mundo se aprovechan ampliamente las oportunidades de desarrollo y crecimiento que abre el ciclo virtuoso de economía, empleo y competencias verdes. Las proyecciones de inversiones globales son auspiciosas para el desarrollo empresarial y de protección ambiental.
Significativas organizaciones internacionales (OCDE, PNUMA, Banco Mundial, GGGI) se ponen de acuerdo para impulsar el “crecimiento verde” y coinciden en sus significados: Crecimiento económico ambientalmente sostenible para lograr bienestar humano y equidad social.
La demanda de las naciones en organismos internacionales –estatales, financieros, empresariales y de la sociedad civil- se orienta a compatibilizar el desarrollo humano con la mitigación y paulatina erradicación de los daños ambientales que se expresan alarmantemente a través del Cambio Climático.
Fundamentalmente, a partir de la crisis internacional 2008-9 y como alternativa al motor de ella alimentado por el mercado principalmente financiero, se dio un impulso al “crecimiento verde” y a su factor movilizador, que es el empleo verde. Éste, como centro de irradiación económico sustentable, moviliza las oportunidades de negocio, el desarrollo de las empresas exigiendo nuevas competencias o reconvirtiendo las existentes de acuerdo a las nuevas demandas tecnológicas y de conocimientos que exigen las nuevas formas de producción adaptadas a las necesidades ambientales.
Chile tiene una oportunidad en su desarrollo hacia un “crecimiento verde”; pero el país no se integra transversalmente a los procesos de innovación internacional de fomento de desarrollo sustentable. Las acciones son parciales, a niveles sectoriales y subordinadas a mecanismos de mercado que implican desaprovechar oportunidades de crecimiento acorde a las demandas internacionales de rentabilidad. El Estado se compromete fundamentalmente al nivel normativo; las empresas expresan sus intereses en un mercado laboral donde su personal está ajeno a “empleos verdes”. La demanda del consumidor no discrimina positivamente.
El crecimiento verde y sus fuentes de empleo deben llegar a un Chile que responde virtuosamente a los desafíos y oportunidades del siglo XXI.
Esta columna fue publicada en RHM 77, mayo 2014