Existe un antes y un después de la pandemia en los índices de empleo en Chile, uno de los indicadores macroeconómicos que -junto a la inflación- más le ha costado a la autoridad que muestre un desempeño acorde a los promedios históricos que nuestro país ha exhibido en los últimos años.
En efecto, a fines del año 2019 (antes de la pandemia) el desempleo, según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), el desempleo se situaba en un promedio 7% en condiciones que el último trimestre mayo julio de 2023 lo mantienen en 8,8%.
Al realizar un desglose a las cifras, los análisis demuestran que el segmento etario más rezagado en la recuperación de su calidad de trabajador es el de los mayores de 55 años. Así lo estableció el último estudio del centro Libertad y Desarrollo de julio de 2023, donde los mayores de 55 años, a pesar de tener la tasa de desocupación más baja, exhiben el mayor aumento con respecto a 2019. Además, están expuestos a una duración de desempleo más alta, el cual se exacerbó en los últimos cuatro años. Se destaca que 6 de cada de 10 empleos que faltan por recuperar tras la pandemia corresponden a personas de 55 años o más y que “ignorar este fenómeno puede traer consecuencias negativas para el país como un aumento de la pobreza y pérdida de competitividad…Resulta fundamental diseñar políticas públicas para combatir las dificultades de empleabilidad que enfrenta este segmento”.
Por eso la contratación de personas mayores está en la preocupación del Estado chileno, pero visto como un grupo en general y más bien dirigido a los grupos desprotegidos. Así lo demuestra la implementación del programa “Experiencia Mayor”, del Servicio de Capacitación y Empleo (Sence), que entrega un subsidio a la contratación y capacitación de personas mayores desempleadas -sin requisito de estudios-, mayores de 55 años a través de la bonificación del 60% del ingreso mínimo mensual y de un bono de capacitación de hasta $400.000, por cada persona contratada.
Romanina Morales, directora nacional del Sence, afirmó a RH Management que este programa ha tenido muy buena recepción, pero aclaró que éste no tiene ninguna línea que enfatice la revinculación de personas que ostenten un título profesional. “Esto es por un tema de definición. El Servicio de Capacitación y Empleo se enfoca en mejorar las posibilidades de empleabilidad de la población más vulnerable y es por eso que se hace énfasis en grupo como mujeres, jóvenes y mayores, pero no se distingue una condición de profesional”, expresó.
El tema es preocupante, porque la cesantía que afecta a los profesionales mayores de 50 años involucra en muchos casos a hombres y mujeres que no sólo han venido proveyendo un estándar de vida a su familia superior al que normalmente se logra con el sueldo mínimo. También han conseguido la compra de su vivienda y otros bienes con compromisos hipotecarios y deudas bancarizadas que amenazan embargarlos de no completar sus pagos, sin importar los años pagados, ni el monto de lo amortizado.
El problema es al menos incómodo de abordar para el aparato público, porque si bien el Sence se enfoca en los trabajadores de mayor precariedad, la Directora Nacional Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama), aclara que sus beneficiarios son por ley personas mayores de 60 años, por lo que un trabajador de entre 50 y 59 años -independiente de su nivel de estudios- no está en su cobertura ni planificación.
“Y los adultos mayores no deberían trabajar”, complementa enfática Romanina Morales.
En el programa de gobierno del Presidente Boric destacan una serie de medidas en el ámbito del trabajo en las que ya se ha avanzado en forma concreta como la reducción de jornada a 40 hora semanales y medidas pro empleo como continuidad del IFE laboral, fortalecer la red de intermediación laboral y una nueva política de capacitación, descentralizada y con reconversión laboral.
Sin embargo, una búsqueda en el Banco Integrado de Proyectos (BIP) del Ministerio de Desarrollo Social evidencia que la reconversión laboral se aborda normalmente para transitar entre sectores productivos de menor demanda a otros de mayor dinamismo, pero no se ofrece un enfoque en especial en relación al nivel de estudios o logros profesionales de sus postulantes.
En tanto, la Subsecretaría de Previsión Social publicó el año pasado un extenso estudio titulado como “Caracterización y Análisis del Mercado Laboral para Personas de Mayores de 55 años en Chile”, donde se recoge la experiencia de buenas prácticas de países como Canadá, Nueva Zelanda, Suecia y el Reino Unido. Esto con el objeto de identificar medidas que apunten a fortalecer la inclusión del grupo entre los 55 a 75 años, “permitiéndoles mejorar a lo largo de su vida activa la densidad de sus cotizaciones y con ello el nivel de pensiones futuras”, evidenciando que la preocupación estaría más bien puesta en la jubilación que en el desarrollo y contribución que estas personas aún pueden ofrecer.
Finalmente, el sector privado también ha detectado la necesidad de enfocarse en los trabajadores mayores de 50 años, lo que podría constituir un paso hacia la focalización del “cesante mayor y profesional”. La primera quincena de septiembre de este año fue lanzado el sitio “Trabajando Pro” que se promociona como una bolsa de trabajo especializada en los “trabajadores senior” y que en su partida ofrece alrededor de 800 puestos a postular.
Por el momento, la reincorporación de profesionales mayores de 50 años al sistema de trabajo no está identificada como variable capaz de impulsar una iniciativa específica e integrada en nuestro país, lo que implica un preocupante desafío futuro. Por lo pronto, las personas en esta condición deberán seguir buscando su suerte en bolsas de trabajo entre avisos de contratación que rara vez ofrecen ventaja de postulación por experiencia, y que son en la práctica muy poco eficaces a la hora de traducirse en un nuevo contrato laboral.