“Uno no es distinto, ni es especial. Es uno más”, afirmó con convicción el gestor de inclusión laboral de SMU Álvaro González Almonacid. Hace 43 años, que cumplió hace unos días, nació con una hipoxia ocurrida en el parto, cuando el cordón umbilical se enredó en su cuello, lo que le dejó algunas secuelas motoras. Hoy llama a las empresas a crear comités de inclusión y a tratar a estos trabajadores sin condescendencia.
“Creo que estamos cambiando como sociedad. La mirada que teníamos hace 20 años no es la que tenemos hoy día, y eso habla muy bien de lo que hemos hecho como país, para empujar desde varias perspectivas la inclusión. Estoy convencido que tiene que partir con una mirada igualitaria, que las empresas y personas sepan que la inclusión no es un favor, no es un acto de bondad. Es un derecho”, señaló.
Este cambio que ha visto González ha ayudado a que las personas no vean a aquellos con discapacidad ni como “angelitos”, ni como alguien herido. “Eso muy favorable para quienes trabajamos en temas de inclusión hace más de 10 años, como yo”.
A pesar de sus dificultades, como por ejemplo, recién aprendió a caminar a los cinco años y tuvo que tener rehabilitación en la Fundación Teletón, el trabajador logró estudiar en horario vespertino técnico en gestión de recursos humanos.
Hace unos días, ChileValora conmemoró un año de que entró en vigencia la ley que crea al gestor de inclusión laboral, es decir, es persona vinculada al área de recursos humanos que sea experta este tema. La institución, según anunció, ha capacitado a más de 4.500 trabajadores en este ámbito. González comenzó a interiorizarse en el tema en 2014, y fue en la empresa Tata Consultores, donde ingresó como apoyo de recursos humanos: “Yo veía que la compañía daba trabajo a personas con discapacidad, pero no había ningún programa”. Fue así como presentó un proyecto, que fue aprobado, y posteriormente llegó a la Sofofa como parte del comité de discapacidad, hace siete años.
En su experiencia, el colaborador aclaró que no es lo mismo una discapacidad física, intelectual o cognitiva, “y de acuerdoc con eso, vamos trabajando los distintos tipos de requerimientos del cargo. Por eso es tan importante nuestro papel como gestores de inclusión laboral, porque el fin último es que esa persona sea una más de la empresa”.
Respecto de cierta reticencia de algunas empresas para contratar a personas con discapacidad, a pesar de la Ley de Inclusión, a juicio de González, “yo creo que no es porque no quieran, sino porque nadie les ha enseñado a hacerlo bien”.
Para que la empresa pueda trabajar los temas de inclusión, el trabajador señaló que se tiene que formar un comité de inclusión compuesta por las distintas áreas de la organización. Y aquí González planteó otro tema: “Lo que siempre digo es que no hagan discriminación positiva. Por ejemplo: ‘No importa que esa persona llegue tarde, porque tiene discapacidad’ o que digan, ‘que haga hasta la mitad nomás, porque tiene discapacidad. Esas cosas no deben pasar. En inclusión está la igualdad de derechos y deberes’”.