La Universidad Central invitó al doctor en sociología de la Universidad Nacional Autónoma de México e integrante del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (Cieg), Alí Siles, para participar en Seminario internacional “ciencia, género y sociedad”, que se realiza esta semana en la casa de estudios.
El aporte del académico mexicano se ha centrado en las masculinidades y su interacción con otras formas de identidad y subjetividad. Ha colaborado en diversos proyectos de investigación con el Morgan Centre for Research into Everyday Lives, de la Universidad de Manchester, y el Sheffield Methods Institute, de la Universidad de Sheffield.
Siles conversó con RH Management sobre masculinidades en América Latina. Lo primero que plantea el académico es que “a algunas personas, les resulta un poco curioso cuando decimos que estudiamos hombres o masculinidades. La gente se imagina que puede ser reacción, o incluso, un contrapeso al pensamiento feminista. Pero en realidad, es más bien al revés. Incluso yo diría, que es una rama de ese pensamiento”.
Sobre una presunta “masculinidad latinoamericana”, Siles planteó que en los ‘90 había un concepto de masculinidad de hegemónica, “como un imaginario de cómo debiera ser un hombre. Pero este es contingente, por supuesto, al momento histórico en el que nos encontremos y también, al contexto geográfico, geopolítico, inclusive. Entonces, tomando esa base, creo que podemos hablar de muchas generalidades en el contexto latinoamericano, ya que compartimos muchos códigos, sobre todo culturales”.
El código más importante en la masculinidad latinoamericana es lenguaje, que es compartido por la mayoría de los países de la región. “Los lenguajes, definitivamente, moldean realidades en muchos sentidos. Por ejemplo, toda la discusión que hemos tenido en los últimos años en hispanoamérica sobre el tema del lenguaje incluyente, que creo que es un buen ejemplo de cómo el lenguaje moldea nuestra realidad en muchos sentidos y, por lo tanto, nos da muchas pistas sobre lo que pensamos como masculino”.
El otro código común es la familia, basada en una organización nuclear hétero normada, es decir, padre, madre e hijos. Si bien este tipo de familia es una aspiración en occidente, “en Latinoamérica está muy asociada con cuestiones específicas de masculinidad, como pueden ser la división de tareas, es decir, pensar en los varones como proveedores principales y encargados de esa labor, más que de labores domésticas”.
Pero el modelo de padre también está cambiando, “de manera que hoy, en nuestro ideal, se piensa mucho en que los padres pasen más tiempo con sus hijas y con sus hijos. El concepto de proveeduría se ha ampliado, ya no solo es económico, sino también a darles tiempo, a cuidarles de alguna u otra forma, ayudarles con las tareas escolares, a pasar tiempo con ellos jugando”. Esto a pesar de que muchos padres ya no viven con sus hijos o pasan mucho tiempo en el trabajo.
“Es difícil conciliar todo eso. Entonces yo creo que eso lo ha puesto (al hombre latinoamericano) en una posición de mayor exigencia”, dijo el académico.
Con respecto a la idea del “macho latino”, Siles cita el trabajo del antropólogo Matthew Gutmann (“The meanings of macho”), que exploró esta figura en Ciudad de México. “Él dice que la idea del macho es muy estereotípica, muy idealizada, que en realidad es difícil encontrar así tal cual en la vida cotidiana. Eso, porque los hombres tienen que negociar mucho más este su interacción cotidiana, porque no todos pueden ser machos ni son tan machos todo el tiempo”.
Esta negociación se refiere a que, por un lado, la “idea de macho” ha cambiado en los últimos años, en el sentido de que antes era bien visto hacerse responsable de la estabilidad económica de la familia. “Es como decir, que aceptamos ese mandato, pero hay que acomodarlo. Puedo ser macho, me hago responsable de mi familia y no necesariamente estoy incurriendo en violencia. Eso es incluso es más macho porque requiere de más valor, de más entereza. Es un poco negociar con la figura de macho”.
Respecto de hacia dónde se encaminan las masculinidades en el siglo XXI, por un lado, está el cuestionamiento feminista hacia el machismo, por ejemplo, en el abordaje de las mujeres en la calle. “Vamos lento, pero sí creo que estamos adquiriendo mayor conciencia de que hay muchas de las formas de ser varón que teníamos asumidas y aprendidas, están en cuestionamiento y hay que reaprender muchas de ellas. Hay que reaprender sobre cómo hablar, cómo comportarnos en ciertos contextos, cómo relacionarnos con mujeres, con personas género sexodiversas, y eso está en movimiento. Obviamente, siempre va a haber resistencias, pero creo que hay apertura, sobre todo en muchas instituciones”.
Sobre la masculinidad en el trabajo, Siles indicó que se ha tenido que ir adaptando. “El mercado de trabajo sí que ha cambiado con el ingreso masivo de las mujeres. Esto ha llevado una nueva agenda a las propias empresas, incluso al sector público. Muchas instituciones han estado tratando de incorporar políticas que buscan erradicar la violencia, el acoso o el sexismo. Entonces, está obligando a los hombres a adaptarse a estas nuevas formas”.